jueves, 2 de abril de 2009

TEMÁUKEL

La LEY NATURAL: Padre / Madre de la Biosfera
Es la energía vital de este planeta.
Es la Fuente de Energía germinativa y de Conciencia.


Temaukel es la Ley que organiza la energía cósmica para hacer de éste un lugar fértil y habitable.
TEMÁUKEL organiza la energía para que sea creadora, por eso es el dueño inmediato de nuestros destinos. De sus obras depende la existencia minuciosa –a nivel celular- de hombres, animales y plantas.
Se identifica a Temáukel con la Palabra Ordenadora, con el Logos, con el Orden Lógico, intrincado y bien dispuesto, o sea, con la LEY NATURAL, que es matemática.
Según las palabras del último gran sabio selk´nam, Tenenesc, recogidas por el sacerdote alemán Martín Gusinde. Martín Gusinde "Die Feuerlans-Indianer", Tomo I, "Die Selknam", Viena, 1931, y los relatos del viejo Hótej a Da Agostini 1923.
El misticismo ona, por Gabriel Núñez Allende, Misionero Nacional del Instituto "Samael" de Estudios de Antropología y Ciencia (Gnóstico de Punta Arenas.):
1. En el principio de la Tierra, cuando el mundo era diferente y no había más que oscuridad y un gran Vacío, existía sólo Él, Temáukel, sólo y en la nada.
Entonces la tierra era plana, sin montañas ni selvas ni ríos ni guanacos ni aves ni coruros.
Sobre esa tierra plana se levantaba un cielo bajo que no dejaba saber si más allá había Sol, Luna ni astros. No había, por lo tanto, luz en nuestro cielo, pero las noches tampoco eran tan profundas e impenetrables como cuando las tormentas azotan nuestra tierra, pues no había vientos, ni nubes, ni nevazones. Una quieta semi-obscuridad lo envolvía todo.
Y tampoco había gente, y por lo tanto faltaba la alegría de la sonrisa humana y el llanto de su dolor. Era un mundo sin sentimientos.
Lo único que existía era, pues, Temáukel y esa tierra plana como una pampa sin límites, y ese cielo incoloro, inerme y sumido en la penumbra.
Pero no era que nada existía, sino que todo estaba inmanifestado, –el AIN- latente en Él.
2. Entonces, ¡Se produjo un renacer cósmico!

La Voz cantó su fuerte melodía, y se elevaron las montañas, separando el llano del Océano Glaciar Ártico del Sur.
El Logos compuso la configuración del mundo y la Ley Natural.
Nacieron las montañas, y de ellas nacieron numerosos ríos; se formaron los ventisqueros, los nevados, y las alegres lagunas. El suelo de la tierra dio sus bosques; los Señores Vientos del Sur y del Oeste trajeron los intensos fríos. El firmamento se volvió celeste y traslúcido; se propagaron las hierbas, los animales y la gente, con su posibilidad de entender y de actuar en consecuencia.

Por TEMÁUKEL cada cosa se acomoda en su lugar preciso, congregándose y organizándose todas las fuerzas conocidas: la radiación solar, las nubes, los colores, la lluvia, la nieve y el granizo.
Hace que se acumule la nieve en los ventisqueros para que luego el agua fluya en los manantiales y pueda bañarse a los niños. Dispone que los bosques sean, para que sirvan de sustento y abrigo.
TEMAUKEL tiene un poder muy grande, capaz de crear cualquier cosa e incluso hacer emanar de ÉL otras nuevas.
Entonces, es TEMÁUKEL quién ordena los fenómenos.
Nadie sabe de dónde proviene y no tenemos que preocuparnos por eso; desde nuestra humana perspectiva Él siempre fue y será.
Con su estricto y complejo razonamiento, conformó el exquisito mundo en el que vivimos.

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