
No estaban practicando el estilo o la técnica del arco, sino de la mente. La dignidad del tiro era lo importante. A través de la práctica prolongada y auténtica aflora la dignidad natural como ser humano. Esta dignidad ya está en cada uno, pero está cubierta por muchos obstáculos; cuando éstos se quitan la dignidad natural puede verse brillar.
El maestro tibetano de meditación Chogyani Trungpa dijo a su vez: “a través del Arte de la arquería (Kyudo en japonés) uno puede aprender a vivir más allá de la esperanza y el miedo, puede aprender a Ser”.
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