Para la cosmogonía tradicional, el mundo fue creado por los Dioses, imaginados como provenientes de las montañas del cielo.
Esto quiere decir, que el mundo es algo Superior, que trasciende el nivel humano, lo que está reconociendo una Inteligencia en el Universo.
Para decir que todo lo natural que existe en la Tierra es fruto de aquella Inteligencia Superior se hace la analogía de la cuerda: algunos de aquellos dioses descendieron a la tierra (mediante
una cuerda) creando aquí a los animales, las plantas y, también a los seres
humanos.
Aquella época paradisíaca, cuando los hombres vivían cerca
de los Dioses creyendo en ellos y respetándolos) habría durado 10.000
años.
Un demonio, encerrado bajo el 9º nivel subterráneo (el nivel maya más bajo), logra
escapar y esparcir el Mal sobre la Tierra.
Los Dioses se retiraron al cielo y el mundo siguió degenerando durante años. Pero algunos
hombres practicaban todavía las costumbres, a la espera del fin de la Era de
las Impiedades, que habría de dar paso a
un Mundo Nuevo, a una Nueva Era; entonces reaparecerán los Dioses y el Orden
sobre la Tierra. (Todo el texto está escrito de manera simbólica; que los "Dioses se retiren al Cielo" representa que ya no rige la Inteligencia Superior, sino la mezquina inteligencia humana).
En la religión tradicional tenía un lugar de importancia
primordial la Ley.
La Ley Divina o Natural es entendida e interpretada en la cultura shelk`nam por los mayores.
Ellos no conocen la muerte propiamente dicha, sino que en un
determinado momento el Espíritu, que consta de tres almas, se desprende del
cuerpo (común a los indígenas americanos y a los indígenas australianos).
En las tradiciones mapuches, por ejemplo, los chamanes se acercan a
los Dioses subiendo por una escala o trepando por una cuerda. Este es un acto de conocimiento de la vigencia y supremacía de la Inteligencia del Universo.
Del mismo modo se dice que los muertos también suben por esta cuerda hacia la morada de
los Dioses; estos dichos implican Fe en que la Inteligencia del Universo ha de tener previsto algo acorde a su grandeza para después de la muerte.
El Axis Mundi por el que los Dioses descienden a la tierra
y los humanos suben al cielo forma parte de una tradición arcaica extendida a
todas las culturas indígenas americanas, así como a la India pre hindú, al Tíbet pre budista, y a las
concepciones budistas posteriores.
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