Tierra salvaje y grandiosa de bosques, lagos, ríos y cascadas que constituyen el pedestal de fantásticos castillos torreados, con murallones gigantescos, acorazados de hielos y sobrepasados por agujas de aspecto a la vez terrible y seductor.
Cada harwenh tenía límites geográficos preestablecidos. Del estricto respeto de estos límites dependía mantener la paz entre los vecinos.
De esta manera, cada comunidad era soberana sobre su territorio. Durante el verano lo recorrían en toda su extensión. No permanecían más de una semana en un mismo lugar, y acampaban en grupos de familiares allegados.Durante el invierno acampaban y cazaban en núcleos familiares reducidos.
No tenían jefes hereditarios ni electivos en sus comunidades. Entre todos los hombres resolvían; pero los que sobresalían por su habilidad casi siempre se convertían de hecho en dirigentes. Sin embargo, uno podía ser el jefe de hoy y otro mañana, pues lo cambiaban según quién fuera el más apto para liderar la empresa a acometer.
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