miércoles, 4 de agosto de 2010

Aquello, allá arriba!!

Aquello Superior que impone el Orden:


Ningún indígena nombra a Dios dentro del círculo de sus iguales. Sólo lo nombran cuando tienen que presentarlo ante un extraño, el extranjero.
Y entre ellos no lo nombran porque ellos reverberar el Santo Nombre con todo su cuerpo, con toda su mente, con toda su alma, y en todos sus actos. Entonces, como un todo integrado, pueden vislumbrar el rayo de la inmortalidad, -nó del "no morir físicamente"-. Alcanzan la simple y espontánea comprensión de que así como son protegidos por la Mente Omnipresente, van a ser asimilados por ese Poder que lo controla todo.
La Palabra de Dios es eterna como el que la pronuncia; tiene como un eco y una eficacia que alcanza cumbres insostenibles y difíciles de llegar a conocer.
El Santo Nombre no puede ser expresado en símbolos o imágenes, ya que no es una palabra que pueda ser pronunciada humanamente. Así es como el indígena tiene toda su vida puesta en lo que percibe; está comprometido con el mundo.

Cada uno sigue las enseñanzas de sus ancestros y, con esta guía logran experimentar la presencia del Santo Nombre.

El ideal es que la conciencia angustiada, temerosa, desligada, dudosa, se transforme en conciencia tranquila, y esta tranquilidad se convierta en un poder dinámico.

En esta vivencia de la tranquilidad que da creer en las enseñanzas sin ponerlas en duda, surge el despertar, el fulgor de la Conciencia Pura.
Cuando la pequeña conciencia queda definitivamente afectada por esta Conciencia Pura ya no puede ser más afectada por ninguna otra cosa.
El Santo Nombre es la expresión verbal del Silencio Supremo; es omnipresente porque entre la sonoridad que reverbera dentro de la mente y el Dios no hay distancias.
Si cada pensamiento es un mensaje, una señal, entonces se vive una existencia “mágica”, intensamente significativa. Todo lo que sucede adquiere relevancia y transparencia, fuerza y sentido.

El Santo Nombre es la audición de un Misterioso Sonido; es como una pequeña voz que dice una Palabra, pero no es una voz, es una vibración.
El Santo Nombre es un estado de magia; no es tan fácil describir el regalo que esta Gloria significa, porque gracias a esta magia es que es posible estar intensamente conscientes.
Si esta magia, que equivale al Santo Nombre, se detiene, si se va del cuerpo, éste queda abandonado y sobreviene la muerte.

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